Axl & Slash. Dibujo en el márgen de una cuadernola liceal
Anoche fui a ver a Slash.
Debo decir que a priori no tenía grandes expectativas, pero salí más que satisfecho.
Entre otras cosas, por una extraña sensación de completitud. En marzo de 2010 pude ver a los nuevos GNR liderados por Axl Rose, en un show que sin duda está en mi top 10 (soy un entusiasta fanático de Chinese Democracy, disco del que seguí su proceso desde el año 2001) pero cuando la nueva banda de Axl toca algunas de las canciones clásicas (y en especial, los solos y las partes instrumentales), uno tiene la sensación de estar viendo a una --muy correcta-- banda de covers.
Así que ver a Slash interpretar los solos de Sweet Child O mine, la intro de Welcome to the Jungle o Paradise City, me dio la sensación de haber visto la mitad que me faltaba. Con dos años de diferencia, pude ver a Axl cantar y a Slash tocar algunas de esas canciones maravillosas.
Otra cosa que pensaba anoche en el Teatro de Verano es el misterio de la suma de las partes en algunas bandas de rock. Slash necesitó dos vocalistas (la gran mayoría de los temas fue interpretado por Myles Kennedy, pero algunas canciones como Welcome to the Jungle o You´re Crazy fueron cantadas por el bajista Todd Kerns) para poder cantar parte del repertorio de Axl Rose. Por otro lado, los nuevos GNR necesitan tres guitarristas (D.J. Ashba, Ron "Bumblefoot" Thal y Richard Fortus) para reproducir en vivo el sonido de la guitarra de Slash. Está claro que se trata de dos figuras irremplazables.
Finalmente, mientras escuchaba a Slash interpretar el tema de El Padrino me vino a la mente un recuerdo de hace veinte años. 1992 fue el año de máxima popularidad de GNR. Se transmitió en directo para todo el mundo un recital desde París, participaron del concierto homenaje a Freddy Mercury, interpretaron November Rain en los MTV VMAs y sobre fin de año (los días 5 y 6 de Diciembre) desembarcaron en Buenos Aires por primera vez, desencadenando un frenesí nunca antes visto en la capital porteña. Menem dijo que eran unos forajidos, Bernardo Neustad hizo una editorial indignado porque Slash había mostrado el culo por la ventana del hotel, y Axl Rose dio una bizarrísima entrevista en Videomatch para explicar que nunca había dicho aquella frase que se le atribuía (en los días previos a la visita corrió un rumor de que Axl Rose habría dicho alguna vez que en caso de pisar suelo argentino se iba a sacar y quemar sus botas tan pronto se fuera). Dicho sea de paso, siempre me pareció que solo en Argentina (con esa visión tan ombliguista, nacional y popular de ellos mismos) podían creerse una leyenda urbana como esa. ¿Quién más puede pensar que un músico gringo que vive en una nube de pedos pierda su tiempo en bardear a un país que queda en el ojete del mundo?
En fin. La cuestión es que las noticias de la inminente llegada de GNR bombardeaban los medios todos los días y no se hablaba de otra cosa. Yo sufría como un condenado cuando veía todo esto, porque por mi edad --tenía 12 años en 1992-- mis padres se negaron rotundamente a que fuera a verlos. El fin de semana de los recitales tuvimos el campamento de fin de año del colegio. La noche del sábado 6 de Diciembre con unos amigos estábamos desesperados tratando de sintonizar una radio para escuchar el concierto pero los catequistas y adscriptos nos dieron la captura, y nos prohibieron escuchar el concierto (ya que teníamos que hacer no se que mierda de actividad grupal).
Mientras veía a Slash interpretando algunas de aquellas canciones increíbles , pensaba que se estaban por cumplir veinte años de aquella noche espantosamente frustrante. Fue una linda (pequeña) revancha.